LA INFLUENCIA DE GEORGE MILLER
EL CINE POST APOCALÍPTICO
El desierto, el rugir de las máquinas, los gritos de los dementes y las suplicas de los inocentes. Todo ello son también personajes, personajes tan importantes como las mismas historias, como los mismos protagonistas.
Si hay un exponente dentro de este tipo de cine y del que han bebido hasta la saciedad cómics, obras literarias, videojuegos y, cómo no, también otras obras cinematográficas, ese es sin duda George Miller y su particular universo con la saga MAD MAX.

EL AUTOR – GEORGE MILLER

Este simpático australiano de 75 años, es director, guionista y productor de una de las sagas más salvajes y mitificadas jamás creadas. Estamos ante la mente que originó todo un universo basado en sangre, polvo y gasolina. Exceptuando la saga que da motivo a este artículo, la filmografía de Miller no es muy extensa, destacan sobretodo películas de corte familiar como pueden ser «Las brujas de Eastwick» (1987) o las dos entregas de «Happy Feet» (2006 – 2011).
LAS PELÍCULAS
MAD MAX (SALVAJES DE LA AUTOPISTA) 1979

Australia, bienvenidos al paraíso. Rodada con cuatro duros y sin pedir permisos, con un actor principal que apareció con la cara hecha un cuadro en el casting por que venía de haberse peleado borracho en un bar la noche anterior (sí, hablo del enigmático Mel Gibson). Ópera prima de Miller. Una primera entrega que contra todo pronóstico resultó ser un éxito tremendo a nivel internacional. Película catalogada S (en su época solamente las películas porno tenían tal catalogación).


La historia de Max Rockatansky, un policía que se enfrenta a las bandas de motoristas que asolan su mermada población, reducto de civilización en un mundo devastado por la guerra nuclear. A medida que avanzamos en su trama, la cosa acabará tornándose extremadamente personal para nuestro protagonista.

Nightrider, el líder de la banda acaba fulminado por Max. Así pues, Toecutter (Hugh Keays-Byrne), el malo malísimo, toma el mando y jura vengarse de Max dándole donde más duele al policía (también amigo de sus amigos, marido y padre de familia).
MAD MAX 2 (EL GUERRERO DE LA CARRETERA) 1982

Una de las películas que han marcado mi existencia y mi relación con el séptimo arte. Tenía que decirlo.
«Mi vida se apaga… mi vista se oscurece… sólo me quedan recuerdos. Recuerdos que evocan el pasado. Una época de caos, de sueños frustrados en éste páramo. Pero sobre todo, recuerdo al Guerrero de la Carretera, al hombre que llamábamos Max…».
Tras una memorable introducción al mundo de «MAD MAX», nos encontramos a nuestro protagonista, que tras los acontecimientos del primer film, vaga desolado, sin rumbo, por un mundo desolado y peligroso.

El «loco» Max llega a una fortaleza construida sobre un almacén petrolífero, allí un grupo de hombres y mujeres resisten los constantes asedios de Lord Humungus o también conocido como «El Ayatolá del Rock n’ Roll», líder de otro grupo de tarados psicópatas motorizados.
Max llega a dicha ciudadela donde los supervivientes viven defendiéndose del asedio constante de la banda (o más bien del pequeño ejército) del «hiperciclado» Humungus y nuestro protagonista se convertirá en la única esperanza de resistencia (y posterior escape) contra esos bandidos. Argumento simple, sí, pero es una obra maestra del cine de acción.

– Lord Humungus
La espectacular persecución, clímax final de la película, sigue siendo una auténtica delicia a día de hoy y lo nunca visto hasta ese momento.
MAD MAX 3 (MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO) 1985

«You´re simply the best».
Llegó el pop y con ello la fiebre de los ochenta. «Los Goonies» en el desierto, señoras y señores.
Max se enfrenta a dos problemas, sobrevivir en la «Cúpula del Trueno» y hacer de «niñera» (perdóneme la expresión).

Negociudad, gobernada por Aunty Entity (interpretada por la cantante Tina Turner), es lo que parece el origen de un nuevo tipo de civilización. En ella, Max deberá ingeniárselas para sobrevivir como bien pueda hasta acabar conociendo a unos niños que parecen salidos del país de nunca jamás.

Esta película dividió mucho a los fans, pues algunos aseguran que es la mejor entrega y otros, entre los que me incluyo, consideramos que es la menos buena (vamos a decirlo así) de todas. Aunque solamente por el combate contra el «Maestro Golpeador» dentro de la ya nombrada «Cúpula del Trueno», ya vale la pena.
MAD MAX (FURIA EN EL CARRETERA) 2015

¡Y la saga regresó! Sin duda, una de las mejores cintas de lo que llevamos de siglo XXI.
Uno de los mejores filmes de acción jamás rodados. La historia cambia a su actor principal (con un Tom Hardy que lo borda) pero no a su protagonista. Se dice que el tito Mel ya estaba demasiado mayor para semejante tute y no es para menos visto lo visto.
Aquí, Max se une a Imperator Furiosa (interpretada magistralmente por Charlize Theron) en una huida constante hacia la libertad. Escapando de la ciudadela gobernada por el terrible Inmortan Joe (interpretado por Hugh Keays-Byrne, otra vez haciendo de malo, pero en otro rol). Ambos héroes deberán unir sus fuerzas para conservar la cabeza en su sitio y sobrevivir en el páramo.
Furiosa escapa con las «reproductoras», un grupo de jóvenes sanas que el caudillo tiene encerradas para darle hijos sanos a su linaje. En ese momento un ejército liderado por Inmortan sale en su búsqueda. A este se le unirán tropas de «La ciudad de la gasolina» y el «Criadero de balas», así como sus respectivos tiranos. Un «media vida» que forma parte del contingente del villano sale a demostrar su valía acompañado, eso sí, de su bolsa de sangre (un donante con el que poder seguir viviendo), que no es otro que el bueno de Max quién previamente fue secuestrado por ellos. Comienza así una trepidante persecución.

Si en algo destaca «Fury Road» es en su ejemplo como película igualitaria sin tan siquiera buscarlo (o quizás un poco), ya que no es tanto un alegato feminista en sí (al menos no del feminismo moderno), pues muestra a hombres y mujeres (muchas y muy fuertes) luchando en iguales condiciones y esto se hace de forma totalmente natural y nada impuesta. Justamente por esa misma razón (la no imposición), esta entrega es una de las películas más feminista (feminismo bien entendido) de las que se han hecho jamás. Todos los personajes son elementos indispensables y no meros adornos, todos se necesitan unos a otros para sobrevivir destacando, eso sí, que ellas son las encargadas de ofrecer el bien más preciado; la vida. Apuntar en este aspecto que el filme se estrenó en 2015, antes de que la llamada «inclusión en el cine» fuese algo de obligado y forzoso cumplimiento por la mayoría de productoras. Así que doble merito del Tito George por hacer y contar siempre lo que ha él le ha dado la gana y por hacerlo bien.

A niveles técnicos en esta película encontramos una fotografía «cum laude» aplaudida por todo aquel que entienda un poco de la materia y muy especialmente por otros directores, un ritmo vertiginoso rodado como se hacía antaño pero con los medios más modernos (nada de FX si no es imperiosamente obligatorio), sin diálogos innecesarios (el cine tiene la cualidad de no necesitarlos cuando la imagen puede explicarlo TODO) y con una banda sonora para enmarcar (espectacular trabajo de Junkie XL) la cual es también un personaje más en el filme.
VEHÍCULOS PARA SOBREVIVIR EN EL INFIERNO
Como un aventajado alumno de John Ford, Miller nos muestra un elaborada amalgama de elementos en un escenario que es casi tan importante como la historia que nos propone, ya que ese escenario y los habitantes que lo pueblan, sus coches, armas o indumentaria, son sin duda piezas tan valiosas, narrativamente hablando, como lo puedan ser sus protagonistas. Todo tiene vida propia; las maquinas, el desierto o la carretera parecen estar tan vivos como sus personajes.
A parte de las variopintas creaciones motorizadas punk post apocalípticas, tenemos el mítico INTERCEPTOR, el coche policial de Max.


LAS INFLUENCIAS
La historia de Pierre Boulle llevada al cine en el año 1968 por Franklin Schaffner, «El planeta de los simios«, es una de las posibles referencias que podemos encontrar para que George Miller creara su mundo de locura.

Un futuro post apocalíptico donde la vida de los hombres ha dejado de tener valor y su supervivencia es más que complicada mientras una suerte de «inquisición simia» los persigue y esclaviza.
Vemos también que novelas como «DUNE» escrita por Frank Herbert en 1965, pueden haber servido de fuente para Miller ya que cuenta con diversos elementos muy característicos que pueden verse reflejados en ambos universos.

El propio George Miller dijo en su momento que una película que le influenció poco antes de crear su Mad Max fue «Death Race 2000», obra del año 1975 dirigida por Paul Bartel. Aquí vemos coches a cámara rápida, personajes salidos de un manicomio, explosiones y mucha, muchísima, sátira. Una loca distopía futurista en la que el deporte de moda son unas frenéticas y peligrosas carreras automovilísticas en las que, además, atropellar a la gente suma puntos a los participantes (idea similar a la del polémico videojuego «Carmageddon»). Un filme protagonizado por el ya desaparecido, en «extrañas» circunstancias, David Carradine, quién interpreta al ídolo de masas Frankenstein. Su mayor rival no es otro que un joven Sylvester Stallone, «Joe Metralleta», personaje muy divertido y de los más carismáticos que vemos en la película. La nueva copiloto de Frankenstein (Simone Griffeth) es una rebelde infiltrada que intentará boicotear el evento con la ayuda de los «franceses», que es como los medios y el mismo gobierno deciden llamar a los rebeldes para crear esa idea de enemigo externo que ataca a su gran nación, a su libertad, a su economía… En este mundo donde se banaliza la violencia para el divertimento del público destaco, aparte de al presidente y los periodistas sin escrúpulos (muy bien caricaturizados) a un personaje que hizo que me riese durante un rato largo, el «diácono del partido bipartidista». Si es que nos venían avisando ya hace años…

Años después, allá por 2008, vendría la saga «Death Race» que escapa bastante de la idea original propuesta por Bartel. Ha sido en 2017 cuando se estrenó el, digamos oficial, remake, «Death Race 2050».
LOS INFLUENCIADOS
Tras el estreno de la primera entrega de la saga de Miller, llegaron películas como «1997… Rescate en Nueva York» de John Carpenter en 1981 que recuerda en diversos puntos al mundo de Max. Y ya tras «El guerrero de la carretera», consolidando la franquicia, comenzaron a aparecer muchas películas de género post apocalíptico como «2019, tras la caída de Nueva York» de Sergio Martino, «2020 Texas Gladiators» de George Eastman y Joe D’Amato o «Fuga del Bronx» de Enzo G. Castellari (secuela de «1990: Los guerreros del Bronx» del año 1982, del mismo director y con una temática también similar), las tres del año 1983 y las tres con claras referencias a la franquicia «Mad Max» (la primera hasta de «El planeta de los simios») pero también a la obra de Carpenter protagonizada por Kurt Rusell en el papel de Serpiente Plissken, personaje que, por cierto, inspiró a Solid Snake, protagonista de la saga de videojuegos de Hideo Kojima «Metal Gear». En 1987 pudimos ver «Equalizer 2000», obra de Cirio H. Santiago. Otra historia de bandas enfrentadas en un futuro casi calcado (dentro de lo que pudieron) al que imaginó el director que protagoniza este artículo.

Por último, y por no alargar más la cuenta, en 1989 se estrenó «Cyborg», dirigida por Albert Pyun y protagonizada por Jean-Claude Van Damme. Artes marciales en un distópico futuro que recuerda, no solamente a «Mad Max», también a la serie que voy a comentar a continuación.

Quizás, «Hokuto No Ken», es una de las obras culturalmente reconocidas que más influencias del universo de George Miller recoge. Este manga del año 1983, obra de Tetsuo Hara, bebe de cantidad de referencias del cine de acción, del western o de artes marciales, pero es indudable que la historia de Kenshiro, su protagonista, está muy condicionada por la de Max.

Un mundo destruido donde las bandas de forajidos campan a sus anchas matando, violando y saqueando como les place. Sólo los más fuertes sobreviven y todos los medios de vida básicos escasean; el agua, los alimentos y, cómo no, la gasolina.


La estética de los personajes que pueblan el mundo y el entorno devastado recuerda muchísimo a la obra de Miller.

Los videojuegos son otro ejemplo en los que el mundo creado por Miller cobra gran fuerza.
«Borderlands», este videojuego es otro gran ejemplo de universo con, también, claras influencias al mundo de MAD MAX. Un planeta explotado por mineros convictos llamado Pandora en el que habitan bandidos cuyo mejor pasatiempo es estar pegándose tiros y más tiros en un ambiente donde la lucha contra los elementos, la escasez de materias primas y compartir escenario con tarados armados hasta los dientes (a parte de bichejos) no deja más opción para la supervivencia.

Otro caso muy notorio es, por supuesto, la genial saga de Tim Cain; «Fallout» y cuya primera entrega fue lanzada allá por el año 1997. La serie, que cuenta con más de seis entregas, está plagada de referencias a la obra del guerrero de la carretera. El yermo desolado por la guerra nuclear, bandas de saqueadores ataviados con cuero, pinchos y/o máscaras de gas, la constante falta de recursos, nuevas, variopintas y salvajes estructuras sociales…


Regresando a terreno «Hollywood», encontramos una amalgama de películas que han añadido, sino copiado, estos elementos. Ejemplos hay muchos como «Waterworld», la película de 1995 que dejó a Kevin Costner en números rojos (no confundir a su director Kevin Reynolds director de la cinta con Costner como productor de la misma), «Doomsday» de Neil Marshall en 2008 o las últimas entregas de la saga en «real-action» de «Resident Evil».

Podría tirarme horas añadiendo ejemplos de obras influenciadas por Mad Max, pero ya sería alargarme demasiado…




Muy interesante el artículo.
He aprendido mucho y disfrutado de lo leído.
Gracias.
Gracias a ti por leerlo. 🙂